lunes, 22 de marzo de 2010

Picasso y los toros

Aquí se muestran algunos de los dibujos realizados por los alumnos de tercer ciclo a lápiz y con carboncillo.




La fascinación de Picasso con los toros se inició en su infancia y duró toda su vida. De pequeño, junto a las palomas que su padre le obligaba a dibujar una y otra vez para depurar su técnica, el niño Pablo Ruiz Picasso descubrió el mundo de la tauromaquia yendo a los toros en La Malagueta junto a su padre, gran aficionado. Fue tal su vinculación artística con este bravo animal que el toro llegó a sustituir su propia figura en muchas escenas amorosas de sus obras de la década de los 30.
En el mundo de la tauromaquia, el tema principal para Picasso es la corrida de toros, ya que en ella se manifiesta la dualidad que comporta la oposición entre la luz y la sombra, el bien y el mal, lo masculino y lo femenino. LA pareja toro-caballo, se convierte en el símbolo de las relaciones humanas: las del verdugo y la víctima, la violencia y la crueldad. Durante los años veinte y treinta surgió en Picasso el mito del minotauro como símbolo de su subsconciente más negativo.

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